
Si supieras cuánto
tiempo gasto al día para no pensar en ti.
Si supieras
cuánto daño me hace tu sonrisa en mi cabeza.
Y ahora que sé
que no intereso a tus caricias,
cómo pude demostrarle a tu ironía
que mi vida sin tus huesos era infierno.
Y yo aún estoy
colgada de aquel día que miraste atrás
y luego tú, sin un quiebro en tu voz,
me dijiste adiós.
No hay comentarios:
Publicar un comentario